Reseña de 'Irene' de Pierre Lemaitre

El agudo ojo crítico de Edu Garrido pone su punto de mira en esta ocasión en el aclamado Pierre Lemaitre y su comandante Camille Verhoeven. Así que si aún estás dudando si sumergirte en su mundo o no, te recomiendo esta acertada crítica. 



Pierre Lemaitre es un escritor francés que, en los últimos años, se ha convertido en toda una referencia de la nueva literatura, especialmente de la última generación de autores de novela negra. Su saga protagonizada por el Comandante de la Brigada Criminal Camille Verhoeven, con apenas 4 títulos, se ha convertido en todo un éxito a nivel mundial.

En 2014, además, ganó el prestigioso premio Goncourt por su libro “Nos vemos allá arriba” (2103), alejado de sus tardíos inicios en la literatura criminal, pero que le sirvió para obtener el reconocimiento que su singular prosa aporta al universo literario.

Hoy, sin embargo, haremos un breve recuerdo a su primera novela, “Irène”, con la que nos presentaba a Camille Verhoeven, un policía muy particular, tan inteligente como áspero, tan sutil como hiriente, tan perspicaz como mal pensado. Su llegada al mundo de las letras, con más de 50 años y una vida dedicada a la enseñanza, ha supuesto un gran shock, por la inmediatez de su éxito, por la crudeza de sus propuestas, por la conexión con sus lectores y, también hay que decirlo, por la rendición incondicional de la crítica.

La acción comienza con el descubrimiento de una macabra puesta en escena, con dos mujeres descompuestas, más que asesinadas, en un loft de las afueras de París. La descripción de la barbarie que se encuentra la policía en el piso alquilado donde aparecen los cuerpos es sobrecogedora. La dureza con que Lemaitre describe cada detalle de la masacre te hace torcer el gesto mientras lo lees, pero a la vez consigue que no puedas parar de hacerlo.

Uno de los grandes aciertos es la presentación del comandante Verhoeven, un tipo muy intuitivo que, pese a sus taras físicas (no llega al metro y medio de altura por un hipertrofia fetal), desarrolla un intelecto brillante a la par que sabe manejar el equipo de trabajo que la comandancia le ha puesto en sus manos, tan dispar y tarados (en otros aspectos vitales) como él mismo. Casado con Irene, que está embarazada, y licenciado en Derecho por la Sorbona, a sus 40 años, es el más astuto y lúcido policía de París. Y el caso que llega a sus manos merece que despliegue todo ello.

Uno de los puntos más desconcertantes del crimen es la minuciosidad con que el asesino decoró la escena. Una huella digital estampada con un sello, una cabeza seccionada, una simbología desquiciante… Camille está desconcertado, pero todo irá a más cuando otro crimen de similares características decorativas sea descubierto. Más aún cuando un experto en novela descubre a la policía que se está homenajeando a determinados libros de temática criminal. Comienza con “American psycho” de Bret Easton Ellis, sigue con “La dalia negra” de James Ellroy, y lo peor de todo es que sigue en Glasgow con McIlvanney, y sigue en Corbeil con Gaboriau, y sigue en París con Sjöwall & Wahlöö, y sigue…

Verhoeven empieza a sufrir la presión de la jueza que lleva el caso, de su mujer embarazada y aburrida en casa, de la prensa, encabezada por un columnista que intenta chantajearle a cambio de información y que se encarga de poner a Camille al frente de las portadas diarias asignando al caso el nombre de “El novelista”, un librero especializado en novela negra que no sabes si ayuda o es el principal sospechoso, etc… Todo va ahogándole, cerrando el círculo sobre él, convirtiendo un caso particularmente escabroso en algo personal, demasiado personal.

Las delirantes descripciones de las escenas criminales, la soga constante e imperecedera que va cerrando la traquea de Camille, la deslumbrante composición de los personajes, el continuo crecimiento de la relación personal entre ellos, el desasosiego que consigue crear con cada página leída, el homenaje conscientemente voluntario a la literatura, su visión oscura y tenebrosa de  la naturaleza humana, todo hace que el debut de Pierre Lemaitre en las letras llamara la atención del mundo, y que su estilo seco, duro, cortante, a la par que elegante y clásico, nos agarre del cuello.

Lemaitre conduce con un pulso muy reflexivo el ritmo de la narración, notándose que es tan buen escritor como ávido lector, dejando claros sus homenajes, tanto novelescos (ahí están las obras y autores seleccionados) como artísticos (Verhoeven se llama Camille en honor a Pissarro…), y sabiendo ser duro y cruento en los momentos en que la realidad literaria lo necesita, psicológico o mundano, según el personaje.

La creación de un carácter tan instintivo y con tanta personalidad como Camille Verhoeven encuentra, de la mano de Pierre Lemaitre y su primera incursión en la novela, el camino perfecto para convertirlo en otro de nuestros polis de investigación criminal preferidos, con el añadido de adaptarlo perfectamente a la personalidad y sociedad del siglo XXI.

Su historia continua con 3 novelas mas, todas ellas publicadas en España, Álex, Rosy & John y Camille, donde el comandante de la brigada policial de París se enfrenta a nuevos casos, tan negros, sucios y oscuros como este con el que debutó en las letras galas. Si te gusta el género y todavía no conoces a Pierre Lemaitre te animamos a que lo intentes, porque probablemente acabes leyendo también sus libros ajenos a la literatura criminal como “Vestido de novia” o “Nos vemos allá arriba”.

Eduardo Garrido



Comentarios

  1. Acabo de leerlo y lo he disfrutado mucho a pesar de que sabía cómo acababa (leí primero Alex). Gran reseña, ¡Saludos!

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